(ANS - Nyinenyang) – El sábado 30 de marzo, los salesianos de Etiopía festejaron la apertura de una nueva iglesia en la misión de Nyinenyang. Numerosa y viva la participación de los fieles, que han venido de los pueblos vecinos. "Ahora tenemos la casa de Dios aquí en Nyinenyang, Dios vino a estar entre nosotros, por esto estamos muy contentos", dijo una mujer del pueblo.

La comunidad, que se ha estado preparando para esta cita durante más de dos meses,  intensificó los preparativos algunos días antes con la preparación del banquete, la recepción de los primeros fieles de los pueblos vecinos, las prácticas del coro prolongadas hasta tarde...

El sábado por la mañana - en medio de la Cuaresma de la comunidad de Nyinenyang, que sigue el calendario juliano de la Iglesia Ortodoxa - llegó la mayoría de los fieles que, en algunos casos, ha utilizado camiones. "Juntos fuimos a la entrada del pueblo a esperar y dar la bienvenida al Vicario Apostólico de Gambella, el salesiano mons. Angelo Moreschi, que aquí todos llaman ‘abba Angelo’. Con él vinieron muchos sacerdotes locales del Vicariato y de las hermanas", dice don Filippo Perin, misionero italiano en Etiopía desde el 2009.

Tras la recepción y bienvenida a los invitados se inició la misa. Don Perin continúa: "Inaugurar una Iglesia no es una cosa de todos los días, hay varias cosas que hacer. Primero hemos girado tres veces alrededor de la Iglesia, cantando y exultando, mientras el obispo bendecía la Iglesia. Luego se realizó el rito de apertura de la puerta, de mi parte, y, finalmente, la entrada de todos los fieles. En el interno el obispo bendijo las paredes, ungidas con el óleo santo, e hizo lo mismo con las personas en el interior. Éramos cerca de 300, mientras que otros 200 estaban fuera".

En la homilía, mons. Moreschi habló sobre lo que significa tener la casa de Dios en el pueblo y así consolidar la comunidad. 16 adultos también han recibido el sacramento de la Confirmación.
 
Luego, bajo un gran árbol, la celebración continuó con los discursos oficiales, la entrega de ofrendas al obispo, los bailes y canciones tradicionales. Muchos han alabado y dado gracias a Dios por el don de la Iglesia en el pueblo. "Ahora podemos ir a la iglesia todos los días y hablar con Dios, orar y escuchar lo que Él nos tiene que decir, ya que ¡vive aquí con nosotros!" Dijo un catequista.

Al rico almuerzo festivo le siguieron por la tarde, los torneos de fútbol y voleibol, con partidos entre los pueblos y también los premios finales. Hacia la tarde, muchos han regresado a sus aldeas, algunos a pie, otros en camión, que acompañaban al coche de don Perin.
  
"Al día siguiente en Nyinenyang dimos gracias a Dios por esta maravillosa fiesta que vivimos y nos prometimos mantener los compromisos y los grupos de la parroquia con tanto entusiasmo, preparando la próxima fiesta que será la Pascua", comenta el  salesiano. Que concluye con un agradecimiento: "Me gustaría finalmente agradecer a todos los benefactores, que son muchos, que han contribuido y que contribuyen a la misión de Nyinenyang. Nuestro compromiso es llevar a Dios a estas personas y también los pozos de agua, la educación, la alimentación, el oratorio..."

Publicado el 05/04/2013