(ANS - Kontagora) – Doscientos años después del nacimiento de Don Bosco se continua fundando escuelas allí donde más se tiene necesidad. La última abrirá sus puertas estos días en Kontagora, Koko, al noroeste de Nigeria, en una vasta y desértica zona marcada por la escasez de alternativas educativas con el predominio de grupos religiosos fundamentalistas en todas las esferas y con una marcada intolerancia hacia los cristianos.
Por Miguel Ángel Malavia
Una gran aventura cuyas raíces están asentadas en el discernimiento, la experiencia y la pasión por querer ayudar a quienes menos opciones tienen en la vida. Lo sabe muy bien el P. Jorge Crisafulli, inspector para África Occidental Anglófona, con todo tipo de proyectos en Ghana, Nigeria, Liberia y Sierra Leona. “Los salesianos llegamos a Nigeria ya en febrero de 1982. Abrimos escuelas técnicas, oratorios, centros juveniles, parroquias y capillas en Ondo, Akure, Onitsha, Ibadan, Lagos, Abuja e Ijebu-Ode”; todas, obras situadas en el sureste y el suroeste del país, predominantemente cristianos. Hasta que, en 2008, el vicario apostólico de Kontagora “nos envió una hermosa carta pidiendo la llegada de los salesianos a la parte Norte de Nigeria para trabajar en el campo educativo y pastoral”. Así nació el reto, la llamada a salir a las periferias, como reclama Papa Francisco.
Pero fue hasta octubre de 2014 cuando se abrió la nueva presencia, siendo apoyados, los salesianos, principalmente por el vicario apostólico, mons. Bulus Dauwa Yohanna, (además de Misiones Salesianas), que les entregó una parroquia con 24 aldeas a su cargo. Para impulsar la acción pastoral y preparar todo lo necesario para la apertura de la escuela técnica, tres salesianos fueron hasta allí para “trabajar con y por la gente del lugar, que es pobrísima”.
Los tres religiosos salesianos de la nueva obra son autóctonos, del sur del país, han tenido que interculturarse en una realidad ajena a la suya: “‘Somos nigerianos, pero nos parece estar en otro país, ¡en otro mundo!’, dicen. El proceso es lento y lo primero es aprender la lengua de la gente.
Por ahora, los tres salesianos recorren de arriba a abajo la región, visitando aldeas y acercándose a la gente. Antes de fundar la nueva presencia en la ciudad, lo primero que hicieron fue visitar al emir local. “Cuando le contamos quiénes éramos, quién era Don Bosco y que teníamos ya varias escuelas técnicas en Nigeria, sus ojos brillaron y dijo: ‘Eso es exactamente lo que necesitamos aquí. Nuestros jóvenes están ociosos y no tienen preparación profesional que pueda insertarlos en el mundo del trabajo’. Así, no nos ofreció tierra para levantar una iglesia y para una escuela técnica, puso a nuestra disposición toda la tierra que necesitáramos!”. De ahí que el P. Crisafulli defienda con pasión que “la educación técnica y profesional, al mejor estilo de Don Bosco, podría ser un punto importante de diálogo entre el mundo occidental y el mundo musulmán, al menos aquí”. En el día a día, si bien hay un respeto social hacia los cristianos, el P. Crisafulli lamenta la hostilidad política: “No es solo que el Gobierno no nos ceda un terreno para levantar una iglesia, sino que se dan situaciones como que dos catequistas nuestros se han tenido que convertir al islam para liderar su comunidad. Si un musulmán quiere hacerse cristiano, tiene que explicar sus razones, llenar mil documentos y pagar para que se le autorice. Además a los cristianos no les está permitido realizar procesiones”. Pese a todo, es posible dar a conocer a Jesús: “En las aldeas, mucha gente no es ni musulmana ni cristiana. A ellos sí se les puede anunciar el Evangelio; de hecho, están muy abiertos a su novedad de vida y libertad. Sobre todo las niñas y las mujeres, muy sensibles a este anuncio que defiende su dignidad
Pero si hay algo que lo dificulta todo es la amenaza constante del terrorismo religioso. “Aunque estos grupos operan principalmente en el noreste del país – señala el salesiano– la tensión se siente en todas partes”. Pese a toda esta situación, las precauciones no se han hecho esperar, (las personas con los salesianos han levantado un muro ante la parroquia y han creado un comité de seguridad, con turnos de vigilancia), pero el riesgo sigue latente. De hecho, dos semanas después de llegar la presencia salesiana a Kontagora, se dió el primer atentado terrorista en la ciudad: una chica con una bomba pegada al cinturón se inmoló en la entrada de un instituto, asesinando a dos guardias. Sin embargo, concluye el P. Crisafulli, hay que mantener la esperanza y apostar por emprender un camino juntos un camino de construcción y de libertad: “Nigeria tiene un potencial inmenso y se considera al país como un gigante dormido. Alguien tiene que despertarlo para que se levante y creo que el Gobierno por sí sólo no podrá realizar este milagro. Hace falta unir a todos los nigerianos, a los diferentes grupos, las iglesias, las instituciones, las ONG, y así obrar el milagro de la resurrección de Nigeria”.
Publicado el 05/11/2015