(ANS - Yaundé) - Don Natalino Parodi, misionero salesiano en Camerún, proviene de una familia de panaderos. Así que todos esperaban que iba a seguir la tradición familiar, pero el Señor tenía otros planes para él: lo llamó para distribuir el Pan Eucarístico.

"Mi destino estaba trazado: mi padre panadero, su padre panadero... ¿qué me preveía  la vida? Una carrera brillante e imparable en el ‘mercado de capitales’ de la panadería". - dice con ironía don Parodi - Mi padre ya me había iniciado en los trucos del oficio, y cada año me mandaba a la feria de muestras en Milán ".

De la experiencia de trabajo familiar don Parodi aprendió mucho. En primer lugar, la dignidad del trabajo, incluso cuando es difícil e implica tener que trabajar cuando todo el pueblo en ese momento descansa; después la importancia de dar lo mejor a los otros: "Ya en ese momento se encontraban en el comercio los productos químicos legales, eran las células refrigeradas ... Pero el decir de mi padre era que daban un cierto sabor al pan y siempre descartó su uso".

Distribuir el pan, también, es diferente a la venta de otros géneros, implica una relación diferente entre el que lo ofrece y el que se lo lleva. Don Parodi continúa. "Este trabajo está lleno de significados y con un impacto social notable. (...) No en todas las culturas el pan está hecho de trigo, pero todas las culturas tienen un elemento básico, algo que se puede llevar en el bolso, en la bolsa, en la cesta (...) Y, en negocio más allá del pan que compraban, especialmente por la tarde, podías hacer un poco de charla ... ¿Cuántas veces vi a mi madre escuchar los problemas, las enfermedades, los dolores físicos de los clientes".

Don Natalino, sin embargo, fue llamado a distribuir otro Pan: "En el camino me di cuenta que ‘no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de Dios’. A menudo fui tentado a detenerme en el pan, en lo social, en el desarrollo, pero este no es el propósito. Cristo es el verdadero pan de vida y si somos capaces de transmitir esto, también el perenne desarrollo toma forma, porque está el Espíritu que nos une".

La importancia del pan eucarístico la experimenta ahora don Parodi cotidianamente en la misión en Yaundé, Camerún: "Sin la Eucaristía se permanece en la superficie y en una filantropía loable. Todos tenemos hambre de vida y de sentido. En nuestras presencias en África, el sentido religioso está en la etapa de dispersión en múltiples iglesias. ¿El resultado? Los jóvenes se alejan, y si hay problemas vuelven al brujo que no resuelve nada, pero aumenta la ansiedad, el miedo y la división. En cambio, quien comparte el pan se convierte en sí mismo  en ‘pan partido para los demás’ y las barreras del egoísmo son superadas. Esta es la base no solo del servicio, del  voluntariado, sino de la caridad del amor".

Hoy en las sociedades occidentales, el panadero casi no se ve, al igual que con Dios "Pero – concluye don Parodi – Él no ha desaparecido; Él, Pan de Vida, quiere siempre darse a nosotros, para vernos volver a saborear el aroma y el sabor del pan fragante directamente salido desde el horno. "

Publicado el 27/03/2013