(ANS – Kafroun) – "También este año, como de costumbre, he querido ir a visitar las tres obras salesianas de Kafroun, Alepo y Damasco, en Siria, mi país natal. Un país cada vez más agotado y empobrecido por la guerra, ahora en curso desde hace cuatro años, en que las consecuencias han adquirido proporciones devastadoras sobre las condiciones de vida de la población". Así el P. Munir El Rai, Superior de los Salesianos en el Medio Oriente, abrió su comunicado sobre la visita que llevó a cabo entre el 29 de junio y el 6 de agosto pasado. Hoy publicamos la primera parte.

Salesianos de Kafroun
(...) A lo largo del verano, la comunidad y la obra de Kafroun fue dirigida por el P. Luciano Buratti, misionero italiano, y por el clérigo egipcio Gobrán, junto con el Salesiano Cooperador Johnny Ghazi y su familia. Estos últimos llevan a cabo toda la gestión de las actividades de la obra durante el año. El área Kafroun era hasta ahora una de las más tranquilas de Siria. Es por ello que nuestra obra es frecuentada tanto por los jóvenes de la zona, como por los muchos desplazados forzados a abandonar sus hogares debido al peligro y la destrucción que se ha apoderado de todo el país.

(...) He sentido gran alegría, admiración y emoción al ver a cientos de niños y niñas, jóvenes, venir y participar en los campamentos del verano, realizados este año y perfectamente organizados y llevados a cabo no sólo por los salesianos, sino por muchos animadores y colaboradores laicos. Para facilitar la participación del mayor número posible de chicos y chicas, se les ofreció un servicio de transporte desde las diversas aldeas del valle hasta nuestra obra.

(...) A pesar de tanto sufrimiento, destrucción y muerte, pude ver como el deseo de vivir, de disfrutar y de esperar es más fuerte que nunca, y eso me llena de alegría. Las personas necesitan y quieren jugar, bailar, cantar, orar, a pesar de que las dramáticas circunstancias los lleven a preguntarse: "¿Dónde está Dios? ¿Por qué Dios permite esto? ¿No es suficiente toda esta sangre, toda esta destrucción? ¿Hasta cuándo? ¡Basta! No aguantamos más". Son preguntas que he tratado de afrontar con ellos, hablando sobre el perdón, la fe, la esperanza, pero no es fácil.

La gente está cada vez más cansada, agotada, en lo moral, espiritual y material. Todas las familias, además de la tragedia de la destrucción, de la muerte, ahora viven el drama de la emigración, de la fuga, de la búsqueda de una vida mejor, fuera de Siria. (...) He visto el sufrimiento de las personas que permanecen y la falta de aquellos que ya han partido. (...) Este drama está cambiando la fisonomía social del país en general, pero también afecta en gran medida a la iglesia. La presencia cristiana, tan fuerte en el pasado, se está debilitando y desintegrando, tanto en calidad como en cantidad, dramáticamente.

La misa dominical ha representado un hermoso momento de recogimiento y comunión. Cerca de 700 personas han participado, en presencia de los cristianos de diferentes ritos. Fue agradable acoger a todas estas personas, así tocados por la guerra que les ha llevado a vivir la duda y la incertidumbre en su camino de fe, y verlos volver a orar.

(Traducción, Andrés Felipe Loaiza, SDB)

Publicado el 07/09/2015