Vaticano – "Para que el fuego del amor de Dios venza los incendios de la guerra y de la violencia" |
(ANS – Ciudad del Vaticano) – El 2014 terminó con un terrible saldo de víctimas de las guerras, sobre todo entre los niños. También por ello, con ocasión de la XLVIII Jornada Mundial de la Paz, celebrada ayer 1° de enero, el Papa quiso recordar a todos los hombres que somos "no más esclavos, sino hermanos".
En el mensaje el Papa se centra en un "abominable fenómeno", es decir, el "flagelo de la explotación del hombre por parte del hombre". El Papa describe las muchas caras de la esclavitud en el mundo de hoy: las víctimas del trabajo-esclavo, los migrantes privados de la libertad, abusados, detenidos de forma inhumana, chantajeados por el empleador; las esclavas sexuales, los niños soldados, las víctimas del tráfico de órganos o de formas disfrazadas de adopción y los prisioneros de los terroristas.
Muchas, por tanto, las caras de la esclavitud, originadas por diversas causas, pero cuya raíz común es ontológica y provocada por el "pecado que corrompe el corazón del hombre": es "la negación de la humanidad del otro", el tratarlo como un objeto, un medio y no un fin.
Papa Francisco exhorta luego a derrotar la esclavitud con una acción "común y global", a través de la "globalización de la fraternidad" que pueda contrarrestar la "globalización de la indiferencia" tan frecuente en el mundo de hoy. Tres formas en que las instituciones deben actuar: prevenir el crimen de la esclavitud, proteger a las víctimas y perseguir a los responsables, adoptando "leyes justas" y "mecanismos efectivos de control".
En conclusión, el Santo Padre recuerda que "Dios preguntará a cada uno de nosotros: ¿Qué has hecho con tu hermano? (cf. Gn 4,9-10) ", y por ello llama a cada hombre a tener en cuenta la propia"responsabilidad social del consumidor", ya que, tal como fue escrito por Benedicto XVI en Caritas in Veritate, "comprar es siempre un acto moral, además de económico". Frente a la trata de personas o productos producidos a través de la explotación de otras personas, todos estamos interpelados, reitera el Papa: tanto a quienes se hacen que no ven ante la indiferencia o la conveniencia, como aquellos que deciden comprometerse civilmente o hacer un pequeño gesto, como dirigir un saludo, una sonrisa a aquellos que son víctimas de la esclavitud.
El mensaje, que la parte final también recuerda la figura de Santa Giuseppina Bakhita, esclava ella misma por años y luego testigo ejemplar de esperanza para las numerosas víctimas de la esclavitud, se encuentra disponible en su totalidad en el sitio web del Vaticano.
Publicado el 02/01/2015