La basílica de Valdoco, querida por Don Bosco como signo de agradecimiento a la Virgen, considerada la verdadera fundadora de la Congregación y de toda la Familia Salesiana, también este año ha sido la meta de numerosos peregrinos. El rector de la basílica padre Franco Lotto y sus colaboradores han acogido a muchísimos fieles en los días precedentes y hoy, 24 de mayo, rinden homenaje a la “Virgen de Don Bosco”. La solemne procesión, desarrollada en torno a la presencia salesiana, fue precedida de la misa presidida por Don Pascual Chávez Villanueva, Rector Mayor de los salesianos. Nutrida por la presencia del Movimiento Juvenil Salesiano y de la extensa Familia Salesiana.
En la homilía, el Rector Mayor citando el último libro del Papa Benedetto XVI, recordó que la misión salesiana “surge de la presencia del Señor Resucitado, que le ha entregado el mundo, todo el mundo y no sólo el juvenil, como tierra de misión. Es esta la misión, que Don Bosco inició y desarrolló aquí en Valdoco, que se sitúa en el corazón de la iglesia y nos coloca enteramente al servicio de su misión”. La presencia del Resucitado se convierte en criterio hermenéutico para comprender la historia y la creación. Comentando la “primavera árabe”, a fines del mes de enero gracias al protagonismo juvenil y al éxito incierto después de cuatro meses, y el desastre natural y nuclear vivido en Japón, el IX sucesor de Don Bosco recordó que “Nuestra vida, entendida como testimonio y misión, debe portar esperanza, salvaguardia del creado, renovación del mundo, paz y reconciliación, libertad”. Y más adelante dice: “La espera de cambio, las aspiraciones y los ideales de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo, no pueden ser atrasados ni mucho menos traicionados o secuestrados de aquellos que quisieran a todo costo mantener el poder o implantar nuevos regímenes, bajo el pretexto de cuidar la estabilidad social”.
En tiempos no fáciles, como los presentes, María nos guía y nos protege. En Don Bosco eran fuertes las convicciones que María le estuviese siempre presente y que lo había guiado e inspirado en su vida. “A María la invocamos como “pueblo en camino”, como cristianos que cada día afrontan las dificultades de la vida buscando interpretar la propia existencia según el corazón de Dios”. Don Chávez indicó, después cuatro elementos típicas de María que los fieles están llamados a imitar: la vida de fe, la preocupación por los más necesitados, la fidelidad en la prueba y la felicidad por las maravillas obradas por el Padre.
El pasaje del Evangelio de las bodas de Cana, leído durante la liturgia, nos enseña a compartir las dificultades de los demás, a estar atentos a sus necesidades, a descubrir la presencia de Jesús y a guiarnos hacia El y ser creyentes y creíbles. “Todavía la grandeza de María consiste – para el evangelista – en la capacidad de descubrir, junto a la dificultad de aquella pareja desprovista, la presencia de Jesús y de guiarnos hacia él: “Hagan lo que él les diga”.
“Todos nosotros, queridos hermanos, que hemos tenido el don de la formación y de la educación rica de valores auténticamente humanos y cristianos, estamos llamados a ser este vino nuevo. Personas nuevas, capaces de propagar el bien que ha tocado y formado la vida de ustedes y hacer percibir la fe que ilumina sus corazones. Así seremos, si acogemos en nosotros el ‘modo de ser y de vivir de María’”.
El texto integral de la homilía, en italiano, está disponible en sdb.org.
Publicado el 24/05/2011