(ANS – Tirana) – La presencia salesiana en Albania cumple 20 años. Dos decenios que han visto crecer juntos el país de las águilas y el carisma salesiano. Recorramos algunas etapas de una historia que tiene mucho futuro.

En el año 1985 el dictador albanes Enver Hoxha muere en Tirana después de feroces años de régimen; inmediatamente inicia un lento pero inexorable declino del sistema  dictatorial impuesto. En los inicios de los años 90 la situación social escapa del control de las autoridades; la gente no puede más, la pobreza crece y se difunde, las fuerzas del orden no alcanzan a contener la revuelta que parte de los extractos más populares.

En el año 1991 es un año fatídico. El 4 de noviembre, un sacerdote albanés, Simón Jubani, cumple un gesto que pocos meses antes hubiera comprometido su vida; logra celebrar una misa en el cementerio de Scutari, delante de muchísimos fieles. Es algo inaudito para la población, acostumbrada desde hacía 40 años a la opresión religiosa, en aquello que, entre todos los regímenes dictatoriales comunistas del este de Europa, era el único en definirse ateo de manera explícita hasta en la Constitución.

Siempre en el año 1991 inician los primeros desembarcos de albaneses en Italia, sobre  las costas de Puglia. Miles y miles de personas, la mayoría jóvenes, desesperados, abandonan el propio país, en una fase absolutamente de confusión, en búsqueda de una perspectiva de vida mejor, más humana.

Juan Pablo II hace entonces un llamado a los Superiores Mayores de todas las Congregaciones para que envíen misioneros en esta tierra. Don Egidio Viganó, VII Sucesor de Don Bosco, acogió la invitación del Papa y exhortó al superior de la Inspectoría de Italia Meridional (IME), padre Luigi Testa, para plantear la posibilidad misionera.

Después de varios contactos informales, los salesianos llegaron en Albania, a Scutari el 24 de septiembre de 1992. Los primeros pioneros fueron: padre Michele Gentile, del IME; padre Zef Gashi, de la Inspectoría eslovena; padre Renato Torresan, de la entonces Inspectoría Romana; el salesiano coadjutor Francesco Gippetto, de Sicilia y dos jóvenes salesianos en formación, Dominik Qerimi y Lek Oroshi, ambos de Eslovenia; pocos días después se agregaron el padre Oreste Valle, de la entonces Visitaduría de Sardegna. A Tirana llegaron también las Hijas de María Auxiliadora. Para las Hermanas salesianas, en realidad se trataba un retorno después de la dictadura comunista, ya que su primera llegada es del año 1905.

En diciembre de 1992 el grupo salesiano se divide en dos: una parte permanece en  Scutari trasladándose al edificio del Consulado Italiano ya re-estructurado, la otra parte se traslada a Tirana donde se inician las actividades pastorales. En el año 1997 fue movido por nuevos gritos revolucionarios, pero los salesianos permanecen con la gente. El bien difundido por los Hijos de Don Bosco meritó la tutela de la población: los padres de los alumnos y los amigos de la obra de  Tirana custodiaron el nuevo centro de formación para evitar el saqueo y la destrucción de la estructura educativa.

Desde el 2000 la presencia salesiana del Kosovo – que antes de la represión oficial, iniciada en el año 1967, dependía de la Inspectoría Eslovena – viene confiada a  IME; en Pristina se construye un grande centro escolar profesional. En el año 2010, con las orientaciones del Rector Mayor, Don Pascuál Chavez, se abre una nueva presencia en Kosovo, en Gjilan, a 40 km de Pristina.

Hoy los salesianos albaneses son 11 de los cuales 7 sacerdotes, un diácono próximo al sacerdocio, un estudiante de teología y dos en filosofía. A estos se agrega un joven prenovicio y diversos jóvenes en fase de discernimiento vocacional. Desde el año 1992 hasta hoy se han dado grandes pasos. La semilla esparcida se ha convertido en un pequeño árbol, que ya inicia a dar sus primeros frutos, y que necesita tener más raíces todavía.

Publicado el 20/03/2012