(ANS – Roma) – Entre los misioneros que se están formando a través del curso ofrecido por el Dicasterio de las Misiones Salesianas, este año cuenta con una presencia insólita: un grupo de Hermanas de la Caridad de Jesús. De las 7 Hermanas que participan al curso, 5 serán enviadas en misión al Sur Sudan para abrir la primera comunidad de su Instituto en el entero continente Africano.
Las 5 pioneras son Sor Cypriana Ryu Seon Ja, coreana, que tendrá el rol como directora; Sor Bruno Kim Soon Hee y Sor Redempta Song Won Sim, también coreanas; Sor Terezinha Nakagawa, del Brasil; y Sor María Bosco Shimisaki Yuko, proveniente del Japón. Vienen cada una de una Inspectoría diversa y ofreciéndose como misioneras han aceptado automáticamente ir a Sur Sudan, la única meta propuesta este año por el Instituto para sostener unitariamente el proyecto misionero en África.
Inmediatamente después de recibir el mandato misionero, el domingo 25 de septiembre, partirán para Kenia, donde perfeccionaran el conocimiento del idioma inglés; después, por estaciones, llegaran a la meta definitiva, Juba, la capital del nuevo estado de Sur Sudan. Aquí las 5 Hermanas estarán al lado de la comunidad de los Salesianos ya presentes trabajando en un dispensario médico: 2 de ellas son enfermeras y todas se ocuparan de la cura sanitaria de la gente.
“He recibido algunas informaciones sobre el país por internet y TV, no me preocupa mucho la situación que encontraremos, también en Brasil hay muchas situaciones de pobreza. Me preocupa más el calor” dice Sor Nakagawa. También Sor Shimisaki serena y convencida: “No tengo ningún temor por partir, al contario, estoy convencida de mi deseo de partir”. Otro, pensamiento agrega Sor Ryu, que ha visitado dos veces la misión de Juba y es la única del grupo de haber estado ya en misión (en Papúa Nueva Guinea y en Filipinas): “En Papúa Nueva Guinea fue difícil por momentos; y esta vez estoy preocupada porque como directora tendré posteriores responsabilidades. Pero fui yo quien me ofrecí a partir y soy consciente de ir con mis hermanas”.
Su vocación misionera nació fundamentalmente del testimonio de otros misioneros: “Mientras estaba en Filipinas, en el 2007, encontré muchos misioneros que regresaban de tierras de misión, de los países asiáticos, muchas veces de regímenes ateos. Quedé fascinada de sus narraciones y he sentido la necesidad de partir” reporta Sor Shimisaki. “En mi caso recibí la invitación del padre Piccoli, un misionero brasileño en Angola, que me propuso seguirlo en misión. Si la inspectoría no me pudo enviar porque era muy pequeña, nació en mi el deseo de ser misionera”.
La formación ofrecida por el curso misionero las está preparando para los futuros desafíos, a través de la reflexión, compartiendo y recibiendo sugerencias prácticas. “Es muy útil, nos explica que cosas afrontaremos, y basándose sobre las experiencias pasadas nos tranquiliza sobre los problemas que podemos encontrar” dice Sor Nakagawa.
Pero la razón de la grande serenidad con el cual nos disponemos para la misión es una profunda fe en Dios: “Seguimos la voluntad de Dios. Él no elige siempre los más capaces, sino que hace capaces a los que elige” agrega.
Publicado el 16/09/2011
