(ANS – Mbuji-Mayi)– Cilanda es una niña congoleña abandonada en la calle después de ser torturada por su familia porque la consideraba una bruja. Recogida por la policía y dejada en el hospital sin informar a nadie, gracias a la intervención de una enfermera y de un tribunal ha sido confiada al P. Mario Pérez, misionero salesiano en Mbuji-Mayi. Pero los verdaderos culpables de la salvación de Cilanda, ha confiado el P. Pérez, sonotros hijos, también acusados de brujería y huéspedes de la casa salesiana, que la han cuidado con paciencia y con amor.

El P.Pérez había sido llamado con urgencia al hospital: incluso habían dicho que era un chico, y que no podían hacer nada para salvar ese pequeño cuerpo, más muerto que vivo, todo sucio y probablemente sordomudo, ya que, desde que había llegado, no había dicho una palabra y tampoco reaccionaba a los estímulos.

Frente atal situación, la comunidad salesiana ha decidido asumir la responsabilidad de llevarse a la niña del hospital, incluso antes de recibir el permiso del tribunal; y le ofrecieron refugio, calor y el amor de una familia.

Lavandoese pequeño cuerpo descubrieron que pertenecía a una niña. El primer día parecía no haber suficiente agua para quitarle todo lo que se le había adherido al cuerpo. Seguía sin hablar. La tercera mañana, en cambio, pidió el té y decidió decir su nombre: Cilanda.

Al mediodíacomía algo más y por la noche un pequeño trozo de pan. En los últimos días ha comenzado a hacer pequeños movimientos en la cama y contar su triste historia. La familia, después de acusarla de ser una "bruja", la ha mantenido encerrada varios días sin comer, golpeándola repetidamente para que confesara serlo. Luego la tiraron a la calle. Estaba tan mal que ni siquiera podía sentarse.

Endiferentes zonas del continente africano son muchos los niños golpeados, abandonados, incluso asesinados porque eran considerados brujas/brujos. Solo en la obra de Mbuji-Mayi, los Salesianos acogen alrededor de 500. Sin embargo, fueron estos niños quienes salvaron a Cilanda.

Como dijo el P.Pérez en una conversación telefónica, dadas las condiciones extremas en las que había llegado a la obra, Cilanda necesitaba ser rehidratada y alimentada gradualmente y con mucha paciencia: por lo que cada media hora un niño o una niña acusada de brujería le daba una gota de agua y, de acuerdo a las indicaciones médicas, un poco de comida. Ellos no tienen miedo de Cilanda, no temen "los maleficios", pero, con la solidaridad, la acompañan hacia su recuperación.

Para contrarrestarel triste fenómeno de los niños marginados a causa de la superstición, la Procura de Misiones Salesianas de Madrid ha puesto en marcha, desde el pasado mes de septiembre, la campaña “Yo No Soy Bruja”.

Publicado el03/12/2014