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6/1/2009 - Intervención conclusiva del Rector Mayor en el congreso “Sistema Preventivo y Derechos Humanos”
Imagen Service-INTERVENCIÓN CONCLUSIVA DEL RECTOR MAYOR EN EL CONGRESO “SISTEMA PREVENTIVO Y DERECHOS HUMANOS”
Muy queridos hermanos y hermanas,

Deseo concluir este Congreso sobre “Sistema Preventivo y Derechos Humanos”, que nos vio reunidos en estos días desde el 2 hasta el 6 de enero de 2009, ante todo con unas palabras de agradecimiento a todos vosotros por la respuesta a mi invitación, por la participación durante todo el programa, por vuestro compromiso para el éxito del Congreso. 

La fecha en la que se ha realizado este grande acontecimiento no es indiferente; se ha realizado en el tiempo del Santo Nacimiento de Jesús, que marca el nacimiento de la nueva humanidad en Cirsto, nuevo Adán, modelo y meta de cada persona humana. El misterio de la Encarnación, de hecho, ilumina nuestra comprensión de la dignidad del ser humano y nos estimula a comprometernos en favor de los derechos humanos.

Tampoco es indiferente el hecho de que este Congreso tenga lugar al principio del año jubilar en el que celebramos el 150º aniversario de la Fundación de la Congregación Salesiana. Dicha celebración tendrá que estimularnos a renovar nuestra fidelidad a don Bosco y a los jóvenes, con el mismo entusiasmo y la misma convicción del primer grupo de Salesianos que el día 18 de diciembre de 1859 dieron inicio a la Congregación. Ellos se reunieron en la habitación de don Bosco “con la finalidad y en ánimo de promover y conservar el espíritu de auténtica caridad que se requiere en la obra de los Oratorios para la juventud abandonada y tambaleante, que en estos tiempos calamitosos es seducida de miles maneras en detrimento de la sociedad y arrojada a la impiedad y la falta de religiosidad. Les gustó por lo tanto a los mismos Congregados erigirse en una Sociedad o Congregación que, con la finalidad de ayudarse mutuamente para la propia santificación, se propusiera promover la gloria de Dios y la salud de las almas especialmente de las más necesitadas de instrucción y educación…”.1

Hoy los tiempos son diferentes y también han cambiado las condiciones en las que estamos viviendo la vocación salesiana; esto nos pide una reflexión continua y una respuesta actualizada ante los nuevos retos. No han cambiado, en cambio, la misión salesiana y sus finalidades, los destinatarios a los que nos dirigimos, los criterios de nuestra acción, que don Bosco nos dejó como valiosa herencia.

Es precisamente en esta conyuntura de circunstancias que quisimos reflexionar sobre “Sistema Preventivo y Derechos Humanos”, con la finalidad de ofrecer a los derechos humanos, sobre todo a los de los menores, el aporte enriquecedor de las motivaciones, de las reflexiones y de las experiencias propias del Sistema Preventivo y al mismo tiempo abrir el Sistema Preventivo a esta vía relativamente reciente de promoción de la persona y de su crecimiento. Os presento ahora algunos puntos para seguir nuestro camino, con la finalidad de hacer opciones estratégicas para el futuro.

1. El carisma salesiano y nuestra responsabilidad por los derechos humanos
En esta aula, que manifiesta una multiplicidad de etnias, una pluralidad de culturas, una diversidad de idiomas, todos nos reconocemos en el único carisma de Don Bosco y estamos renovando sus sueños misioneros, que han visto la presencia y el trabajo de sus hijos en favor de los jóvenes del mundo entero.

Es un patrimonio maravilloso el que la Familia salesiana tiene entre sus manos: 15 millones de chicos y chicas en 130 países del mundo. Quizás como ninguna otra agencia educativa –nos ha recordado el Relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación- ella tiene una representatividad geográfica y cultural única, que favorece de modo determinante la formación de las jóvenes generaciones a nivel mundial. Lo reconocemos con humildad, pero también con conciencia.

Se trata, en efecto, de un patrimonio inestimable que implica asumir una gran responsabilidad, es decir, la de contribuir, inspirándose al Evangelio de Jesús y al carisma de Don Bosco, a promover la transformación de la sociedad, a remover las causas profundas de injusticia, de pobreza, de exclusión, a potenciar el crecimiento de la persona humana en su dignidad, a evangelizar a los jóvenes, sobre todo los más pobres.

La Congregación no tiene motivo de existencia si no es por la salvación integral de los jóvenes. Como Don Bosco en su tiempo, nosotros no podemos ser expectadores: debemos ser protagonistas de su salvación. La carta de Roma del 1884 nos pide, también hoy, poner el “muchacho al centro” como compromiso cotidiano de cada uno de nuestros gestos y como opción permanente de vida de cada una de nuestras comunidades. Por esto, para la salvación integral de los jóvenes, el Evangelio y nuestro carisma hoy nos piden recorrer también la vía de los derechos humanos; se trata de un camino y de un lenguaje nuevos que no podemos descuidar. No debemos dejar de intentar nada por la salvación de los jóvenes; hoy no nos sería posible mirar en los ojos a un niño si no nos hiciéramos también promotores de sus derechos. 

2. Centralidad de la calidad de la educación
Sólo la educación puede promover un mundo nuevo, en el que cada hombre, cada mujer y cada niño puedan vivir en paz una vida libre y digna; al mismo tiempo la educación es el medio más radical para remover aquellas causas que impiden dicha promoción.

Ante la “emergencia educativa” caracterizada por grandes polaridades y ambivalencias, ante una educación que frecuentemente viene considerada en una “lógica de mercado”, ante una educación al servicio del mantenimiento de uno status quo que continua a privatizar la riqueza y a socializar todas las formas de pobreza, como Congregación salesiana junto a los jóvenes, a los laicos y a las familias estamos llamados a:

* evaluar la calidad de nuestra propuesta educativa pastoral, la capacidad de hacer madurar en los jóvenes los valores universales de respeto y promoción de la dignidad de la persona humana, de responsabilidad personal y social para la justicia y la solidaridad, de ciudadanía activa;
* evaluar la capacidad de nuestra propuesta educativa pastoral de comunicar el Evangelio y de hacer que los jóvenes encuentren a Jesús, también a través de una educación que los libere de toda pobreza y marginación;
* evaluar la capacidad de vivir en plenitud en nuestras comunidades salesianas y en nuestras comunidades educativas pastorales, los valores de la promoción de la dignidad de la persona, no sólo enseñándoles sino también testimoniándoles.

Esta evaluación nos lleva, en consecuencia, a actuar algunas de las opciones más profundas de nuestro carisma; en particular nos pide:

* renovar la opción de recomenzar desde los últimos en todas las obras salesianas [Cfr. CG26, 106], educando en la responsabilidad para los derechos humanos en todas nuestras actividades y obras: escuelas, centros de formación profesional, universidades, oratorios y centros juveniles, parroquias, asociaciones, grupos. También las obras que no se ocupan directamente de pobreza y marginación pueden y deben educar en y para los derechos humanos [Cfr. CG26, 107]. Los derechos humanos corroen el status quo, las estructuras de poder y los estilos de vida dominantes, los modelos de consumo; ellos son un medio potente a nuestra disposición para la promoción y la protección de los menores más en riesgo, más débiles, más necesitados.
 
* renovar la opción de una educación integral, en la que educación y evangelización sono como las dos caras de una misma moneda [Cfr. CG26, 29]. Esta educación integral exige educar a los jóvenes en el compromiso social y político según la inspiración de la doctrina social de la Iglesia [Cfr. CG26, 43]. En el capítulo 25 de Mateo, aquellos que son bendecidos por haber dado de comer a quien tenía hambre y de beber a quien tenía sed, preguntan a Dios cuándo lo han visto hambriento y sediento; y lo preguntan porque piensan que han llevado a cabo una acción meramente humanizadora que no tiene relación con la vida eterna. La palabra del Evangelio responde identificando la presencia de Dios Salvador en la persona de los últimos.
Me atrevería a decir que cuando el salesiano, movido por el amor de Dios, se compromete en la promoción de los derechos humanos está celebrando la liturgia de los derechos humanos porque la gloria de Dios es el hombre viviente (Salmo 150); por esto, me atrevería a hablar de liturgia de los derechos humanos.
Como discípulos de Jesús, a la luz de la fe, podemos valorar los derechos humanos como historización del proyecto de Dios, sin olvidar que ellos son una respuesta providente al grito de millones de mujeres y hombres, incluso no creyentes, que imploran dignidad cuando ella no es respetada.

3.- La reciprocidad fecunda entre sistema preventivo y derechos humanos
El sistema preventivo y los derechos humanos se influyen entre sí enriqueciéndose mutuamente. El sistema preventivo ofrece a los derechos humanos un acercamiento educativo único e innovador con respecto al movimiento de promoción y protección de los derechos humanos hasta ahora  caracterizado por la prospectiva de la denuncia “ a posteriori” (ex post): la denuncia de las violaciones ya cometidas. El sistema preventivo ofrece a los derechos humanos la educación preventiva. O sea la acción y la propuesta “a priori” (ex ante).
Como creyentes podemos decir que el sistema preventivo ofrece a los derechos humanos una antropología que se deja inspirar por la espiritualidad evangélica y considera como fundamento de los derechos humanos el dato ontológico de la dignidad de cada persona “sin distinción alguna de raza, color, sexo, lengua, religión, opinión política o de otro género, origen nacional o social, riqueza, nacimiento y otra condición”.2

Del mismo modo los derechos humanos ofrecen al sistema preventivo nuevas fronteras y oportunidades de diálogo  y colaboración en red con otros sujetos, con el fin de determinar y eliminar las causas di injusticia, maldad y violencia. Los derechos humanos, además, ofrecen al sistema preventivo nuevas fronteras y oportunidades de impacto social y cultural, como respuesta eficaz al “drama de la humanidad moderna de la fractura entre educación y sociedad, de la separación entre escuela y ciudadanía”3

En el nuevo contexto globalizado los derechos humanos se convierten en un instrumento que está en grado de sobrepasar los estrechas fronteras nacionales para poner límites y objetivos comunes, crear alianzas y estrategias y movilizar recursos, humanos y económicos.

4.- Conclusión
Don Bosco no podía hablar derechos humanos de los niños y de los adolescentes, porque no existía ni siquiera tal categoría jurídica; pero Don Bosco ha sido un precursor de tantos elementos de la visión del niño y del adolescente que hoy viene definida con el lenguaje de los derechos humanos. Al mismo tiempo Don Bosco ha sido un precursor de tantos elementos de aquella que hoy viene definida educación a la ciudadanía mundial responsable.

Queridos hermanos y hermanas, este Congreso no ha querido ser el acontecimiento de clausura de año del Aguinaldo 2008, sino que pretende ser un impulso decisivo para sostener el desarrollo de un camino de búsqueda, formación y acción que ahora debemos llevar adelante en nuestras realidades inspectoriales y locales.  Es algo coherente con el Capítulo General 26 que ha sido confiado a nuestra concretización, sobretodo con respecto a los núcleos de la urgencia de evangelizar, de la pobreza evangélica y de las nuevas fronteras. Este es el camino de la Congregación


Estoy contento de que en este Congreso hayan estado presentes también  representantes de grupos de la Familia Salesiana; será más fácil reflexionas, formarse y trabajar juntos también en este nuevo frente de la educación.

A lo largo de estas jornadas ha habido un símbolo que ha acompañado y ha querido representar sea a Cristo que atrae desde lo alto nuestra mirada , sea a nosotros mismos llamados vivir con los pies en tierra y con la mirada en el cielo, sea a los jóvenes especialmente a los pobres, abandonados y en peligro, a los que debemos ayudar a ser buenos cristianos, honestos ciudadanos y un día ciudadanos del cielo. Es una metáfora de la libertad y de la alegría en la plenitud de la dignidad humana.

Confío a María Auxiliadora, nuestra Madre y Maestra, vuestras personas, vuestro trabajo, nuestro compromiso de fidelidad a Don Bosco y a los jóvenes. Ella continuará guiándonos y modelando nuestro corazón pastoral como hizo con Don Bosco.

Roma, 6 de enero
Solemnidad de la Epifanía.
Don Pascual Chávez Villanueva
Rector Mayor

1 Acto de fundación de la Sociedad de San Francisco de Sales, 18 de diciembre de 1859.
2 Art. 2 de la Declaración Universal
3  Cfr  P. Chávez Villanueva, Educazione e cittadinanza. Lectio Magistralis para el Doctorado Honoris Ccuas, Génova, 23 de abril 2007.

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