(ANS – Madrid) – Si hay un colectivo que puede hablar de dolor, traumas y superar el ébola, éste es el de los niños, ya que más de 16.000 han perdido a alguno o a ambos progenitores con la enfermedad. La epidemia ha dejado casi 11.000 muertos y más de 26.000 casos en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia desde principios del año pasado. Son las cifras oficiales de la enfermedad, pero la población cree que las reales son mucho mayores. Los misioneros salesianos intentan ayudar a los menores a superar los traumas y los preparan para la reunificación familiar acompañándolos también en sus estudios.

Cuando el Gobierno de Sierra Leona recurrió a los Salesianos por el trabajo que conocían con los niños de la calle para que se hicieran cargo de los menores que habían quedado huérfanos por el ébola no hubo ninguna duda de aceptar el reto. Era el verano pasado y la epidemia se había apoderado del país sin medios para hacerle frente y con un gran temor a los contagios por parte de la población y de las organizaciones internacionales.

Muchas ONG se fueron y también algunas órdenes religiosas pidieron a sus misioneros que regresasen a casa. El Gobierno suspendió las clases y el país se paralizó, pero los Salesianos decidieron quedarse, hacerse cargo de los menores huérfanos y adaptar un espacio para ellos en el que pudieran vivir, relacionarse, jugar, aprender y que recibiesen el cariño y el acompañamiento suficientes para superar los traumas y poderse reintegrar con sus familias extendidas.

Los niños han vuelto a sonreír y a tener esperanza en el futuro y por todo ello se muestran muy agradecidos a los misioneros salesianos.

En Freetown, la capital de Sierra Leona, donde los misioneros Salesianos quieren construir un gran centro de atención para todos los problemas relacionados con la infancia y la juventud (niños de la calle, abusados, huérfanos...) casi 200 menores han recibido en estos meses atención médica, terapia psicológica, oportunidades educativas y la posibilidad de superar el trauma de sus experiencias a través de la música, la danza y otras actividades.

También en Monrovia, la capital de Liberia, más de 200 niños y niñas entre los 4 y los 17 años han convivido en un centro creado por los salesianos para los huérfanos de ébola. "Algunos estaban muy débiles cuando llegaron, incapaces incluso de hablar o caminar", asegura el padre Jorge Crisafulli, superior de los Salesianos en los países de habla inglesa de África occidental. "Ahora, con el cuidado y la buena nutrición, han hecho progresos muy positivos."

Fuente: Misiones Salesianas

Publicado el 06/05/2015