(ANS – Roanne) – "Ahora vemos la pobreza de una manera diferente", dice Clément, uno de los tres estudiantes del liceo salesiano de Ressins a su regreso de un viaje de 15 días en Madagascar. La iniciativa, apoyada por la asociación "Amitié Marhabata", fue preparada durante mucho tiempo y ha sido para los jóvenes una verdadera iniciación a los temas del desarrollo.

Océane Jaffre, Marie-Elise Cottin y Clément Vollot son los tres chicos que han pasado sus vacaciones de febrero en Madagascar: "No fue un intercambio cultural, y mucho menos un viaje turístico; fuimos en una misión de reconocimiento para ver qué tipo de ayuda podemos dar en los próximos años", dice el salesiano coadjutor Alain Perrot, guía del grupo.

Por ello, el equipo era bastante reducido: tratándose de un proyecto local de alcance limitado, no podían ir muchos chicos, despertando luego expectativas exageradas en los beneficiarios del proyecto; y también se les ofreció boletos para el viaje. La ventaja de partir unos pocos surgió a partir de entonces. "En nuestras reuniones los jóvenes se mostraron tímidos - dice Océane – si hubiéramos ido más, no habríamos tenido relaciones; sin embargo, cuando son pocos es más fácil escuchar, se está casi obligado a dar un paso hacia el otro".

Durante el viaje, el grupo realizó dos reuniones claves: una con Monique Mougenot, responsable de una organización que se ocupa de los huérfanos, que ha sido capaz de ofrecer muchos consejos útiles e información práctica importante sobre la realidad local; y otra con el P. Justin, de Caritas, que estando a cargo de una gran realidad comprometida en el desarrollo humano, ha sabido ayudar el grupo, ayudarlo en su misión, facilitar los contactos y las tareas a realizar.

Tres días después de su llegada los jóvenes visitaron organizaciones de agricultores de las aldeas en un radio de 20 km desde Antsirabe. "La acogida fue cálida, con canciones, oraciones, pero también con maíz cocido en leche de cebú para refrescarnos. Nos hablaron de su vida cotidiana y han abierto sus casas para nosotros", recuentan.

Conmovido por esta acogida, el grupo decidió por unanimidad otorgar €800 a dos organizaciones de agricultores, por la compra de dos cebú, un arado y equipo agrícola. Fue también realizado un acuerdo para donar otros €1.200 durante el próximo año.

Armados con esta experiencia, los chicos regresaron en Francia cambiados: "entendimos que es necesario escuchar antes de actuar, estar presentes en el lugar y en contacto con la gente para no equivocarnos al ayudar; se trata de una colaboración (...). He crecido y he descubierto qué es la compasión (...) He cambiado mi perspectiva sobre muchas cuestiones".

Publicado el 14/05/2014