(ANS – Alepo) – Incluso en la maltratada ciudad de Alepo, desde hace dos años escenario de combates, resonó el eco de la Jornada Mundial de la Juventud. El domingo 28 de julio cientos de jóvenes se reunieron en la casa de la comunidad salesiana para manifestar, a pesar de las dificultades, el deseo de ser portadores de esperanza para la Iglesia y para la sociedad.

Temprano en la mañana, unos 850 jóvenes comenzaron a llegar al Centro de los Salesianos para participar en el gran encuentro. Las dificultades y los miedos no los detuvieron, sino que les aumentó la decisión de vivir esta experiencia de Iglesia.

Después de recitar la oración de la JMJ de Río de Janeiro, los jóvenes han escuchado el pasaje evangélico de la llamada de Pedro, que fue seguido por algunas meditaciones. Así, don Simón Zakarian, Delegado para la Pastoral Juvenil de la Inspectoría del Medio Oriente, dio la bienvenida a los jóvenes en nombre de todos los obispos y sacerdotes y presentó a los chicos YOUCAT, el libro del catecismo para los jóvenes, que podían encontrar en su kit, junto con muchos otros recursos útiles para la oración y el crecimiento en la fe.

Sucesivamente algunos oradores profundizaron los temas guía del encuentro: vivir como discípulos de Cristo y ser sus testigos, incluso en tiempo de guerra, y ser, como jóvenes, "esperanza de la Iglesia". Incluso los chicos hablaron y compartieron abiertamente temores, tensiones, y preocupaciones... Del debate, sin embargo, surgió cómo, sin la fe de las generaciones anteriores, que también han sufrido guerras y persecuciones, hoy los cristianos no estarían presentes en Alepo. Esto les animó a revestirse de la fe de los padres y a permanecer firmes en el amor de Cristo. Luego habló el arzobispo de la ciudad, Mons. Bùtros Marayàti, quien animó a los jóvenes a seguir a Dios y sus enseñanzas.

Después de compartir el almuerzo y un encuentro fraterno y espontáneo entre los jóvenes y los sacerdotes, todos fueron a la iglesia para la celebración de la Eucaristía, presidida por Mons. Jean-Clément Jeanbart, arzobispo greco-melquita de Alepo, rodeado de muchos jóvenes sacerdotes; en la homilía dijo a los chicos un expresión habitual del Papa Francisco: "no se dejen robar la esperanza". Terminada la misa, todos participaron en los juegos preparados por los propios jóvenes, que favorecieron un clima de compartir y alegría.

El día terminó con el "Festival de la Alegría", en la que los jóvenes asistieron a un concierto de la coral Santa Teresa, renovaron sus promesas bautismales y se consagraron al Inmaculado Corazón de María.

Al siguiente día Mons. Marayàti comentó a la Agencia Fides la pequeña JMJ de Alepo y expresó su admiración por los chicos y su gratitud a Dios: "Me quedé sorprendido al ver a tantos jóvenes sin miedo. Todos testimoniaban una paz interior que es un regalo del Señor. En muchos de ellos la prolongada crisis y el sufrimiento visto de cerca durante mucho tiempo han provocado una mirada lúcida y profunda sobre lo que puede salvar y redimir su vida. Se reforzó la percepción de la ternura de Jesús por cada uno de ellos, y muchos empiezan a pensar en consagrarse al Señor en la oración y en el servicio a los hermanos".

Publicado el 09/08/2013