(ANS - Ulan Bator) - Hoy comenzamos una serie de tres publicaciones que, gracias a los testimonios de algunos de los protagonistas, presentan la situación actual de los salesianos en Mongolia.
En 1998 los Salesianos de Corea del Sur recibieron una invitación del Nuncio Apostólico de Mongolia - que también incluía la Nunciatura de Corea del Sur - y de la Missio Sui Iuris de Ulanbator, dirigida entonces por Mons. Wenceslao Padilla, cicm, de hacerse cargo de una misión en el país.
El entonces Inspector de Corea del Sur, don Václav Klement, realizó una visita exploratoria, seguida por la del Consejero para las Misiones, don Luciano Odorico. Al final de estas visitas se determinó que Corea del Sur no podía aceptar la propuesta, porque ya se había comprometido con un nuevo frente misionero, pero el proyecto fue presentado a los Salesianos de Vietnam. Don John Nguyen Van Ty, Superior de la entonces Visitaduría Salesiana, y los demás miembros de su Consejo se pronunciaron favorablemente, por lo que el Rector Mayor, en el 2000, aprobó la creación de la misión salesiana en Mongolia.
Los primeros pioneros salesianos entraron en el país el 7 de febrero del 2001. Eran 6, provenientes de 4 diferentes países - Vietnam, Corea del Sur, Eslovaquia y Filipinas - para indicar el esfuerzo misionero de toda la congregación en los albores del tercer milenio. Como jefe de la expedición fue elegido Don Carlos Villegas, filipino, que el 10 de febrero llegó a Ulanbator con un programa claro: sentar las bases de una escuela técnica - un compromiso ya hecho y aceptado antes, encontrar y preparar un lugar para acomodar a otros pioneros que habrían llegado nueve meses más tarde, y comenzar inmediatamente las lecciones diarias en el idioma mongol.
Los Salesianos se convirtieron así en la segunda orden masculina en hacer su entrada en el país después de los Misioneros de Scheut – de la Congregación del Corazón Inmaculado de María, cicm - a la que se le había confiado la Missio Sui Iuris inmediatamente después de la conclusión de los primeros acuerdos entre Mongolia y la Santa Sede en 1992.
La primera presencia salesiana que se erigió fue una escuela técnica superior reconocida por el gobierno. Empezó en 2001 con 30 estudiantes, en la actualidad atiende a unos 300 cada año, en 5 áreas técnicas: mecánica automotriz, confección, servicios de secretariado, soldadura y albañilería, cursos todos que incluyen el estudio de los conocimientos de informática. La segunda tarea emprendida fue un orfanato para 20 niños. En estos centros los salesianos, respetando la legislación de Mongolia, nunca han enseñado religión.
En 2005, en Darkhan, a unos 220 km al norte de la capital, se erigió la segunda presencia, por primera vez como un centro juvenil, que se convirtió, en 2007, en una parroquia dedicada a María Auxiliadora. Desde 2009 a la estructura se añadió una pequeña granja. En Darkhan, siempre de acuerdo con la legislación de Mongolia, ya que depende de la presencia de la Iglesia católica en Ulan Bator, los Salesianos puedan ejercer libremente los servicios religiosos y catequesis en el interior de sus propios locales.
"La misión salesiana en Mongolia, nació bajo la égida de la Virgen de Don Bosco, nuestra Auxiliadora - dice el Padre Villegas - Debido a que en todos los aspectos, en nuestro intento de establecer una presencia salesiana, ha quedado claro que la presencia de María habría hecho su camino en el duro suelo mongol y nos habría precedido. Hemos sido testigos de muchas gracias. Y el propio Don Bosco ya estaba pensando en Mongolia en sus proyectos, cuando en las Memorias Biográficas habla de los tártaros y de la tierra tártara".
"El día antes de entrar en Mongolia - continúa don Villegas – me detuve en la Casa Braga, en Hong Kong, donde me encontré con el famoso misionero don Mario Acquistapace, muy contento de saber que los salesianos, finalmente llegaban a Mongolia, porque siempre fue un sueño cultivado por los hermanos de la Inspectoría china. Y me dio una estampa que guardo todavía, en la que había escrito: “María os bendecirá"
Publicado el 03/07/2013
