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“Si, hemos sufrido un shock frente a la noticia de la muerte insensata y cruel de nuestro Ministro de las Minorías, Señor Shahbaz Bhatti”, narra el padre Pietro Zago, misionero salesiano en Pakistán a la redacción del Voluntariado Internacional para el Desarrollo(VIS). “Si de una parte es una de las tantas tragedia de un pueblo que desde hace 63 años no tiene identidad, en el completo caos sea religiosos o político, de la otra parte es una oportunidad para empujar al gobierno sobre una toma de posición clara sobre la intransigencia religiosa (como la ley de blasfemia) sobre una minoría extremista que pone en juego la mayoría absoluta de gente que quiere vivir en paz para poder trabajar y salir de la pobreza crónica”.
“Para nosotros cristianos – continua el misionero- la muerte del Señor Bhatti permanecerá como un ejemplo de dedicación y pasión por la promoción y protección de los derechos humanos de cada Pakistaníe. Su muerte no permanecerá como una tragedia en vano, sino como un acto de coraje, humano que inspirará muchos jóvenes”. El Ministro, en efecto, se ha convertido en un modelo de servicio cristiano y de martirio de valor universal, en una época en la cual varias áreas del mundo los cristianos se han convertido en minorías perseguidas.
Del testamento de Bhatti, difundido en estos días por diversos medios, nace el deseo de vivir solamente para imitar a Jesús y ganarse así un puesto al pie de la curz. Su fe nace en su familia desde su infancia “recuerdo un viernes de pascua cuando tenía trece años: escuché un sermón sobre el sacrificio de Jesús por nuestra redención y la salvación del mundo. Y pensé en corresponder a su amor donado amor a los hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, de los necesitados y de los perseguidos que viven en este país islámico”.
Este se convirtió en el verdadero proyecto de vida del Ministro Bhatti, que para mantener su empeño también rechazó en diversas ocasiones cargos de gobierno: “yo quiero servir a Jesús como un hombre común”.
Bhatti era consciente que peligro corría, pero su amor a Jesús era más fuerte: “Esta devoción me hace feliz. No quiero popularidad, ni posiciones, ni poder. Quiero sólo un puesto al pie de Jesús. Quiero que mi vida, que mi carácter, las acciones hablen por mi y digan que estoy siguiendo a Jesucristo. Tal deseo es así de fuerte en mí que me considero privilegiado hasta ahora – en esta batalla de esfuerzos para ayudar a los necesitados, los pobres, los cristianos perseguidos de Pakistán – Jesús quiere aceptar el sacrificio de mi vida”.
Como cristiano, Bhatti conservó también la esperanza de la paz, para su país y entre las diversas religiones: “Creo que los cristianos del mundo que han tendido la mano a los musulmanes golpeados por la tragedia del terremoto del 2005 han construido puentes de solidaridad, de amor, de comprensión, de cooperación y de tolerancia entre las dos religiones. Si tales esfuerzos continúan estoy convencido que llegaremos a vencer los corazones y las mentes de los extremistas”.
Publicado el 10/03/2011
