“La población de Haití, ya golpeada duramente con el sisma, está cansada de vivir en condiciones de precariedad y de miseria”, declaró el salesiano Mons. Kébreau, arzobispo de Cap-Haïtien, que, en calidad de presidente de la Conferencia Episcopal haitiana, se reunió en Washington con los miembros de la USCCB a un año de distancia del sisma que devastó parte del País Caribeño el 12 de enero de 2010.
Más de un millón de personas vive en centenares de tiendas surgidas en la isla después del terremoto. “A los sobrevivientes, la actual condición les impide volver a la normalidad. – continua Mons. Kébreau — Muchas familias permanecen divididas y se interrumpieron los vínculos de amistad y de buena vecindad. Aumenta el número de aquellos que sufren depresión por la frustración causada por esta situación de sobrevivencia sin perspectivas de futuro”.
“A este problema se agrega el de las ayudas prometidas y, frecuentemente, jamás cumplidas. De la misma manera sucede con los representantes del gobierno que no alcanzan a indicar a las agencias internacionales lo que es efectivamente útil. La Iglesia de Haití ha ofrecido su mediación, pero frecuentemente hemos sido marginados. Aún más, los voluntarios católicos saben bien cuál es la situación y pueden indicar a cuantos quisieran contribuir con una ayuda”.
En los Estados Unidos, Mons. Kébreau está examinando con los responsables de la USCCB el plan denominado “Program for the Reconstruction of the Church in Haiti” (PROCHE). El plan coloca a disposición fondos para reconstruir setenta edificios sagrados y parroquiales destruidos por el terremoto además de reparar los daños sufridos a los seminarios y las escuelas católicas del País. “Creo que “Proche” sea una posibilidad para nuestras dos iglesias de cooperar en una obra que sea un gran ejemplo de solidaridad”, dijo el arzobispo.
Publicado el 13/01/2010