Israel – Beit Gemal: donde los Judios encontraron el Evangelio |
RMG – CG27: Medio Oriente, paz, salem, shalom |
(ANS – Jerusalén) – Se celebra hoy, 27 de novembre, el aniversario de la muerte del Venerable Simaan Srugi, salesiano coadjutor. “En el contexto del Año Jubilar de la Divina Misericordia, su figura y su ejemplo resaltan de manera especial e invitan a la imitación, y especialmente le encomendamos el Oriente Medio inquieto y herido, la Familia Salesiana, los Coadjutores, las personas enfermas”, subraya desde Jerusalén don Gianni Caputa, salesiano de la Inspectoría de oriente Medio.
Simaan nació en Nazaret el 15 de abril de 1877, de padre melquita y madre maronita. A los 5 años, se quedó huérfano de ambos progenitores y fue confiado a don Antonio Belloni, conocido como “Abul-iatama, padre de los huérfanos”, que había fundado una congregación religiosa que se ocupaba del cuidado de los niños en necesidad.
En 1891 las obras de don Belloni pasaron a los Salesianos y Simaan se sintió tan bien con ellos que a los 16 años pidió entrar en la Congregación y en 1990 emitió la profesión perpetua.
El “señor Srugi” se distingue por la caridad que ejercitaba sea con los jóvenes internos de la escuela agrícola de Beit Gemal, sea con los obreros y paisanos de la zona, pobres y con frecuencia enfermos. Precisamente a los enfermos se dedicó de manera particular después de la I Guerra Mundial.
Los que participaban con él el día a día sabían que lograba esta incansable caridad debido a su constante unión con Dios, alimentada por la oración personal y comunitaria, por la devoción al Corazón de Jesús y a María Auxiliadora.
Se sentía plenamente educador salesiano. Los jóvenes de Beit Gemal llevaban en el corazón las heridas de la guerra y alguien recordaba la escena de sus padres asesinados delante de ellos. El comprendía que tenían necesidad de afecto, y decía a sus hermanos; “son pequeños, son huérfanos; debemos ser sus padres, ayudarles, corregirles cuando se equivoquen pero no irritarlos nunca. Tenemos que educar sin usar el bastón, ni las manos y ni siquiera la lengua picante”.
En un periodo histórico y en una zona que, después de la caída del Imperio Romano, sufrió tanto por las luchas, Simaan fue artífice de paz y en todo momento educó en la misericordia y en el perdón. En 1939 comenzaron sus problemas de salud, que lo llevaron a la muerte el 27 de noviembre de 1943.
A causa de la guerra fueron pocos los que participaron en su funeral, pero entre ellos estaban algunos payeses musulmanes y todos celebraron al unísono sus virtudes, convencidos de que había muerto un siervo de Dios.
Más informaciones sobre su figura, están disponibles en el sitio sdb.org.
Publicado el 27/11/2015