(ANS – Madrid) – “La gente vive con miedo cada día. Nunca se sabe cuándo alguien va a entrar en tu casa y te va a robar, matar o violar a tu mujer e hijas”, explican los misioneros salesianos que trabajan en Bangui. Y eso que la capital es la única zona del país donde hay un mínimo de seguridad gracias a las tropas internacionales. “Bangui se puede decir que está pacificada. Fuera de la capital es la ley de la selva”, apunta el P. José María Sabé, misionero salesiano que trabaja en la región y que acaba de llegar de la República Centroafricana.

Las misiones salesianas en Bangui, Galabadja y Damala, siguen asistiendo a miles de refugiados, sobre todo, durante las noches. “Llegan buscando un lugar más seguro donde pasar la noche”, explican los misioneros. Muchos permanecen durante el día, sobre todo, mujeres y niños. En Galabadja, los misioneros salesianos han puesto en marcha una escuela para los niños desplazados a la que acuden más de 300 menores.

Además, los misioneros salesianos de Galabadja y Damala tratan de que sus escuelas sigan abiertas. “Queremos que los chavales tengan sus rutinas y puedan ir normalizando su vida”, explican los misioneros. Sin embargo, son muchas las dificultades por la falta de seguridad. “Nos ha caído alguna granada en clase y tenemos que tener cuidado con las balas perdidas”, apuntan.

“Es necesaria más seguridad, más recursos y más ayuda para llevar la paz a Centroafricana y trabajar para la reconciliación”, explica Ana Muñoz, portavoz de MISIONES SALESIANAS.

La crisis centroafricana que comenzó en marzo de 2013 ha dejado ya más de 567.000 personas desplazadas y otros 350.000 refugiados que han huido a Camerún, Chad o Congo. Además, más de la mitad de la población, 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente. Por ello, desde MISIONES SALESIANAS pedimos el fin de la violencia y que los gobiernos y la comunidad internacional no miren hacia otro lado.

Publicado el 04/07/2014