(ANS – Torino) – A partir de la tarde de ayer, 25 de mayo, los patios de  Valdocco han vuelto a estar solamente llenos de niños y muchachos; obispos y cardenales salesianos han vuelto ya a sus países, de viaje a sus respectivas ocupaciones. Pero, ¿qué queda de esta cita tan significativa para la Congregación Salesiana?

por Gian Francesco Romano

El Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime, ha hablado claramente de “días  de gracia espiritual”, “días de luz y de reflexión”, “momentos importantes para compartir nuestro ser salesianos en torno al Padre Don Bosco en este lugar donde todos hemos nacido a la vida salesiana”.

El tema de la fraternidad, profundizado por el mismo Rector Mayor en su sesión de presentación del Capítulo General 27, lo han vivido realmente los obispos presentes: sea en las celebraciones oficiales, sea en los momentos de compartir y de escuchar, sea también en los intercambios espontáneos en momentos de tiempo libre. Por otra parte, la sintonía ha surgido de manera natural gracias a la raíz común salesiana y al clima de fiesta por la celebración de María Auxiliadora y el  Bicentenario de Don Bosco.

 El encuentro ha servido también para confrontarse a las exigencias de las Iglesias particulares y de la Iglesia universal, y a los retos de la Vida Consagrada y de la evangelización; y ha permitido a los presentes, especialmente a los venidos de tierras lejanas, renovar la adhesión al carisma salesiano, la devoción a María Auxiliadora y el vínculo con Don Bosco y sus lugares.

A pesar de no ser la primera vez, una reunión de obispos salesianos tiene siempre algo muy especial. Uno de los cardenales presentes ha confiado que había visto al Papa en los días precedentes al encuentro y que le había explicado que se iba directamente a Turín para el encuentro con los otros cardenales y obispos salesianos.

“Solo los Salesianos pueden hacer una cosa como esta”, ha comentado sonriendo el Santo Padre.

Publicado el 26/05/2015