(ANS – Roma) – El 16 de agosto, la Inspectoría de Manaus abrió las celebraciones por el centenario de la presencia salesiana en la Amazonia brasileña. Don Luigi Laudato, misionero italiano en el Estado del Amazonas, visitó recientemente nuestra redacción, contando algunas anécdotas de su vida y aspectos de la tierra y los pueblos a los que ha dedicado 40 años de su vida.
Don Luigi Laudato conoció a los salesianos en la escuela, en 1953. Cuando todavía era un joven salesiano en formación, en 1966-67, se encontró con don Ugo de Censi y el Movimiento Mato Grosso y sintió el deseo de ser misionero en aquellas tierras. "Pero cuando le dije a mi inspector de la época - cuenta -, me dijo: ‘Ahora te voy a mostrar el estado de Mato Grosso’ y me envió a la Calabria".
El hermano de don Luigi, don Franco Laudato, también misionero salesiano, se encontraba ya en Brasil y comenzó a motivarlo para viajar a Brasil, invitándolo sin embargo a Manaus, en lugar de al Mato Grosso, donde don Luigi estaba inicialmente dispuesto a ir. Finalmente, en 1973, a don Luigi Laudato le dejaron partir a Brasil, y después de un año y medio en la Inspectoría de Belo Horizonte, llegó al Amazonas.
“En Manaus comenzó a enseñar a los seminaristas - explica don Laudato - entonces conocí a don Antonio Gois, fundador de las misiones salesianas entre los Yanomami, quien trabajó en las misiones con ellos durante más de una década”. El trabajo con los Yanomami ha dado muchos frutos, primero por su multiplicación: “Cuando empezamos, en la misión eran 500, cuando nos fuimos, después de 12 años, eran 1000, y ahora son casi 2.000. Esto muestra otra verdad: donde trabajan los misioneros, no solo católicos, los indígenas aumentan; donde trabajan los funcionarios del gobierno los indígenas asumen las enfermedades y los vicios de los Occidentales.”
El misionero continúa: "A lo largo de los años en las misiones en la región de Río Negro, nuestro principal compromiso era defender la originalidad cultural de los Yanomami: no había necesidad de enseñarles cómo vivir, solo tratamos de preparar a los jóvenes a comprender nuestro mundo y les dimos las herramientas para saber cómo elegir, a través de la educación y la capacitación para el trabajo... Cada indígena, de cualquier pueblo, debe ser capaces de tomar sus propias decisiones, habiendo sido formado para elegir conscientemente".
En sus 40 años en el Amazonas don Laudato ha aprendido a conocer y a amar los muchos recursos de aquella tierra. Y la defiende de los que quieren explotarla con codicia: "No lo digo por sentimentalismo, sino porque puede ofrecer una riqueza extraordinaria, si en lugar de arrasar los pastos, se trabajara con previsión. Para dar solo algunos ejemplos: los nativos aquí conocen un bejuco que produce un líquido antimalárico mejor que la quinina; los investigadores de la Universidad de Manaus han descubierto que bajo el Rio Amazonas fluye un río subterráneo con el agua naturalmente filtrada más pura del mundo; Hay ranas y serpientes que producen sustancias útiles para la producción de fármacos, un solo ejemplar de esos vale mucho más que un rebaño entero de bueyes".
Don Laudato se siente en deuda con los Yanomami: "Aprendí mucho de ellos, he aprendido a ser un mejor sacerdote en medio de ellos. Ellos también han crecido, se han vuelto menos ingenuos, más conscientes de sus derechos y de su mundo. Del 2006 al 2008, a petición de ellos, empecé a trabajar con ellos para la formación de los que realizan los estudios como maestros, para así poder enseñar a otros Yanomami. Para el futuro, el reto más importante es escucharlos, en lugar de ponerlos en orden, y en lugar de exportar el Evangelio, debe estar el descubrirlo en su realidad".
Publicado el 21/08/2013
