| Italia – Gospel y solidaridad para los muchachos de Haití |
| Italia – “Foyer-Lakay” para los chicos de la calle |
Don Stra, fundador del centro “Lakay”, en una entrevista, disponible en el sitio de la Fundación Don Bosco en el mundo”, ha trazado una breve historia de la presencia salesiana en el país. Arribados en 1936 por invitación de las autoridades haitianas, los Salesianos se dedicaron a las escuelas profesionales y a los oratorios, ganándose la estimación y la confianza de la gente por la calidad de su oferta educativa. Una experiencia que no logró establecerse, debido al progresivo deterioro de la agricultura, ha sido la de una escuela agronómica.
Estableciendo las razones de la actual situación socio-económica del país en los últimos doscientos años de historia, don Stra ha descrito la rápida e incontrolable concentración de la población en las ciudades, donde, en los últimos decenios, han surgido enormes barrios marginales. Ahí, donde falta todo tipo de infraestructura, la gente lucha por vivir; la única esperanza proviene a menudo del aporte económico que logran enviar los parientes que han emigrado al extranjero, recursos que representan anualmente 1500 millones de dólares, casi la tercer parte del PIB.
Ante esta realidad, la inestabilidad de las familias y la propagación de la violencia empuja a los muchachos a hacer de la calle un lugar para vivir: “la calle se convierte en su familia, su casa, su fiesta,… y a menudo en su muerte”. Según afirma don Stra, al parecer en la capital, Puerto Príncipe, viven entre 3 mil y 4 mil chicos de la calle.
Don Stra, junto a otro salesiano y a medio centenar de laicos, lleva a cabo un proceso bien preciso para ayudar a los muchachos. La primera etapa es la de la “amistad” que consiste en encontrar en la calle misma a los muchachos, buscando conocerles mejor. Se trata de una fase de escucha, en la que “intervenimos solo en casos extremos” narra el misionero salesiano. La segunda es el “patio”, lugar de encuentro donde los muchachos libremente se alejan de los peligros: “Aquí encuentran agua para lavarse, juegos, actividades de alfabetización y, sobre todo, personas que les quieren -los educadores- con quienes pueden dialogar”. Luego de intentar reintregrarse a sus propias familias, en los casos considerados oportunos, se llega a la tercera etapa: “lakay”, la casa. Ahí los muchachos frecuentan la escuela, aprenden un oficio y forman parte de un grupo social. El último paso, finalmente, está dirigido a la integración en la sociedad, a través de la búsqueda de un trabajo que pueda garantizarles la autonomía”.
Publicado el 20/06/2008
