La beatificación de Ceferino, la primera en tierra argentina, ha sido un evento significativo en muchos aspectos. La numerosa participación de fieles y de personalidades ha testimoniado la estima y la devoción que desde hace muchos años se ha desarrollado alrededor de la figura de Ceferino. La Conferencia Episcopal Argentina en pleno ha querido estar presente en la celebración luego de la conclusión de su 94ª Asamblea plenaria realizada en El Pilar del 5 al 9 de noviembre. Ha sido significativa la presencia de los miembros de la Familia Salesiana de Argentina, de los inspectores salesianos de Italia y de las inspectoras de las Hijas de María Auxiliadora de la Región América Cono Sur y de sor María de los Ángeles Contreras, en representación de Madre Colombo; presentes también el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga y el vicepresidente argentino Daniel Scioli. Nutrida fue también la representación de la comunidad Mapuche de Chile y de Argentina.
“Ha sido una experiencia espiritual muy profunda para mí; ¡Me atrevería a decir una de las más intensas!”, ha subrayado don Chávez. “Una experiencia espiritual muy profunda también para la Iglesia. La numerosa presencia de jóvenes en Chimpay y el modelo mismo de santidad que Ceferino propone debe ayudar a la Iglesia a comprender que no puede perder a los jóvenes. A la acción ministerial de la Iglesia debe ir acompañada también por la educación de los jóvenes”.
“Una experiencia espiritual muy profunda para la Congregación. Ceferino es, para mí, el fruto más claro de la educación salesiana que, a través de la praxis misionera de Mons. Cagliero, mediada por la obra de don Milanesio, permitió al joven mapuche un camino de desarrollo humano y de maduración en la fe”. Recorriendo algunos trazos de la biografía de Ceferino don Chávez ha documentado la manera en que el joven tuvo que superar no pocos condicionamientos negativos, sociales, históricos y humanos, para madurar la opción vocacional por la vida salesiana y por el sacerdocio.
Una profunda experiencia espiritual también para la Argentina Salesiana, precisó el Rector Mayor, que está revisando la modalidad de sus presencias en la nación; “la beatificación de Ceferino, y las figuras de la beata Laura Vicuña y del beato Artémides Zatti, son un estímulo a mirar hacia adelante con renovado entusiasmo y confianza”.
“La santidad de Ceferino es una santidad sumamente sencilla y muy salesiana. Sencilla porque Ceferino se separó con sencillez del calor de su cultura por querer ser útil a su pueblo, para regresar después, como salesiano sacerdote, y hacer por su gente cuanto él había recibido. Una santidad muy salesiana porque está al alcance de la mano de un adolescente, germinada en el corazón de Ceferino a través de la lectura de la biografía de Domingo Savio escrita por Don Bosco y de una devoción a la Eucaristía muy sencilla, constituida por pequeños gestos cotidianos”.
Recordando la necesidades de los jóvenes, por las que es necesario proponer con coraje la meta de la santidad y modelos como Ceferino, así como el próximo Aguinaldo que invita a poner al centro la praxis educativa salesiana según el corazón de Don Bosco, el Rector Mayor concluyó así sus buenas noches: “¡Nuestro sistema educativo es un sistema que hace santos! Hace santos al educador y al educando. Nos estamos preparando para celebrar el Capítulo General 26 que nos invita a retornar a Don Bosco; estamos llamados a hacer cuanto hicieron los primeros salesianos: reproducir fielmente la experiencia pedagógica y educativa de Valdocco de manera que podamos formar jóvenes santos”.
Publicado el 15/11/2007