(ANS – Henderson) – Pollyann Lepping es una joven de las Islas Salomón, que creció con el amor de su familia, pero inobservante de las reglas, deseosa de vivir libre y sin preocupaciones. Hasta que no se sintió llamada a servir. Esta es su historia:

Era divertido ser joven y soltera y hacer cosas locas, ir libre y sin reglas. Pero es una vida vacía si no se responde a la propia llamada. Esa era yo era, un poco loca en mi familia y luego en algún momento me sentí como si estuviera arrastrada a una vida que incluyese a Dios y me concentré en mis semejantes, hombres y mujeres en el país. Yo vengo de una familia muy conocida y amorosa. A la edad de 28, justo antes de Pascua, sentí esta llamada - una especie de profundo deseo - de enseñar y de compartir mis conocimientos y habilidades para vivir una vida como misión.

Entonces me di cuenta de que estaba dejando a la espalda una "no tan buena vida" y que recibía a cambio una "mucho mejor". Durante la Cuaresma y la Semana Santa, mi deseo de donarme era para ayudar a las víctimas de las inundaciones en la escuela católica Bishop Epalle, en el centro de evacuación Rove. Hicimos lo que pudimos para asistir y ayudar a las víctimas de la catástrofe que afectó a nuestro país. Entonces, una tarde, volví a casa, me encontré con los folletos de la vida de Don Bosco. Entré en contacto con el P. Ambrose Pereira, SDB, y él me guió por el camino de mi anhelado "llamado a servir".

Fue un gran paso para mí, ya que todavía estoy estudiando en la Universidad Nacional de las Islas Salomón, pero veo esto como una oportunidad para no desperdiciar. La vida para mí, como nuevo miembro de la familia de Don Bosco es un reto, pero también una experiencia maravillosa.

Me he comprometido a ser un voluntario durante tres meses en el Instituto Técnico Don Bosco de Henderson. Como voluntaria-instructora me han asignado clases de Diseño, Matemáticas e Informática. Se trata de un curso completo de 30 lecciones, con actividades extracurriculares y sesiones ocasionales durante el fin de semana. Las primeras semanas fueron difíciles, porque no soy una maestra bien preparada e hice lo que había aprendido de mis maestros en el pasado. Pero los salesianos me han alentado y alejado mis miedos con palabras de esperanza.

¡Echo de menos a mi familia, pero yo no me siento sola, porque la familia de Don Bosco es ahora la mía, y el colegio salesiano de Henderson es mi hogar lejos de casa!

Al reflexionar sobre mi pasado, me doy cuenta de que he recorrido un largo camino, desde una chica que piensa en sí misma y no tiene un propósito en la vida, a una joven cuya vida está motivada y tiene una dirección. Ahora soy una educadora, a la que los niños ven como guía e inspiración. A veces siento la tensión de volver a la vida que dejé atrás, pero al final, sé que siguiendo esta vía voy por el camino correcto. Cada paso es un paso más para llegar a entender quién soy a los ojos de mis padres y para comprender el propósito de mi vida y del plan de Dios para mí, mientras yo continúo sirviéndolo en los jóvenes a los que enseño, que educo y que inspiro.

Me doy cuenta de que la vida vale la pena, porque me dio una posibilidad y puede elegir libremente.

Publicado el 13/06/2014