(ANS – Ciudad del Vaticano) – En la tarde del sábado 10 de mayo, el Papa Francisco reunió en la Plaza de San Pedro a la escuela italiana. Frente a 300.000 personas el Papa destacó el gran valor de la educación y expresó con fuerza en varias ocasiones: "Amo la escuela".
A la cita, organizada por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), como parte de un evento titulado "La Iglesia para la escuela", contó con la presencia de profesores, padres, educadores, estudiantes y operadores de la galaxia educativa italiana: escuelas públicas, escuelas privadas y centros de formación profesional. Grande fue también la adhesión del mundo salesiano de Italia: llegaron a Roma profesores, estudiantes y educadores de todas las 6 Inspectorías.
El Papa llegó a la Basílica después de decir adiós a todos los participantes en cada sector de la plaza. Al inicio intervinieron algunos estudiantes, maestros y directores que recontaron diversos aspectos de la realidad multifacética de la escuela italiana, compuesto por historias de integración y diversidad, de pasión por la educación y de estudio.
Luego hablaron el Card. Angelo Bagnasco, Presidente de la CEI, y la Ministra de Educación, Universidad e Investigación, Stefania Giannini, quienes destacaron la importancia de educar a los jóvenes para el bienestar de toda la sociedad y la contribución cualificada ofrecida por las escuelas cristianas en el campo de la educación.
La intervención del Papa, que llegó al final de una larga tarde, despertó un gran entusiasmo. Algunas de las ideas expuestas por el Papa fueron: primero afirmó "que no se crece solo, existe siempre una mirada que te ayuda a crecer", y luego reportó algunos episodios de su formación en la infancia que le han marcado profundamente.
El Papa Francisco también recordó diversas dimensiones de la escuela que la hacen indispensable para la sociedad: la escuela como un lugar de apertura a todas las dimensiones de la realidad, donde "aprender a aprender"; la escuela como un lugar de encuentro para los jóvenes, maestros, familias... en la diversidad de orígenes, de condiciones, de pensamiento; la escuela como una realidad en la cual crecer para desarrollar "un sentido de la verdad, el sentido del bien y el sentido de la belleza", en su relación armoniosa; y, por último, la escuela como un instrumento educativo para los hábitos y los valores positivos.
"Deseó a todos una hermoso camino en la escuela, que haga crecer los tres lenguajes que una persona madura debe saber hablar: el lenguaje de la mente, el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos", concluyó el Papa.
Publicado el 12/05/2014