(ANS – Urgnano)– Hoy, viernes 7 de febrero, la urna de Don Bosco ha llegado a Urgnano, cerca de Bérgamo. El pequeño país no es solo una etapa más en el itinerario mundial de la peregrinación de la reliquia de Don Bosco. En Urgnano vivió Catalina, una mujer que sufría de una grave forma de artritis y que invoca la intercesión de Don Bosco; ella fue milagrosamente curada, abriendo el camino para la canonización del santo de los jóvenes.

Está escrito en la Carta Decretal de Su Santidad Pio XI "Geminata Laetitia", que proclama Santo a Don Juan Bosco, del 1 de Abril de 1934, Pascua de Resurrección y día de la canonización de Don Bosco:

Caterina Lanfranchi, esposa de Alejandro Pilenga, sufría de diátesis artrítica. La artritis la había golpeado especialmente en las rodillas y los pies con lesiones orgánicas, y para más, de forma gravísima en lo que respecta a la función de las extremidades, aunque sin peligro para la vida. Siendo en vano todas las atenciones, que se iniciaron en 1903, en dos ocasiones peregrinó a Lourdes, pero al no haber obtenido la curación de la Santísima Virgen, incluso en la segunda peregrinación hecha a principios de mayo de 1931, antes de regresar de Lourdes, así oró a la Santísima Virgen María: "Desde que llegué aquí, a Lourdes no he obtenido la curación, concédeme por lo menos por la devoción que tengo al beato Juan Bosco que él me la pueda dar en Turín".

A su regreso de Francia, encontrándose ella en las mismas condiciones, el 6 de mayo fue a la Basílica de María Auxiliadora en Turín; con la ayuda de su hermana y su cochero descendió de la carroza, entró en el templo y se sentó a orar delante de la urna donde está el cuerpo del beato Juan. Poco después por cerca de veinte minutos, permanece de rodillas. Se levanta, va al altar de la Santísima Virgen y se arrodilla de nuevo. Entonces, como volviendo en sí, se da cuenta que está curada; sin ninguna ayuda en ese momento, se pasea libremente ante el asombro de los presentes, que la conocían impedida para caminar; salió y descendió de la carroza y las escaleras sin impedimento. La curación se prolongó desde entonces, como lo atestiguan tres expertos; los médicos que la trataban entonces, los testigos y los peritos designados de oficio por la Sagrada Congregación de Ritos, por unanimidad certificaron el milagro.

En los días anteriores, el diario "El Eco di Bergamo" interpeló sobre este tema a Italo Pilenga, uno de los nietos de la mujer, quien dijo lo siguiente:"Aunque en ese momento yo todavía no había nacido, me acuerdo bien de mi abuela Caterina, cuya historia ha marcado el camino de nuestra familia. Baste decir que casi todos fuimos luego a estudiar con los salesianos: yo por ejemplo he asistido a la escuela media. La nuestra era, de hecho, una familia ampliada y matriarcal, con el centro en la abuela Caterinay el abuelo de Alejandro".

Publicado el 07/02/2014