(ANS – Niterói)– Una de las cinco líneas que Papa Francisco confió a los obispos del Brasil fue el Amazonas: "signo evidente, banco de prueba para la Iglesia y la sociedad brasileña". Los salesianos están presentes desde hace más de un siglo en la grande Amazonía evangelizando y promoviendo la cultura y la vida. En Cuiabá, en el centro-este del Brasil, Estado de Mato Grosso, llegaron en 1894. En JMJ, los salesianos de la Inspectoría de Mato Grosso, acompañadon, por primera vez, una delegación de 40 jóvenes: 20 Bororo y 20 Xavantes.

En Brasil hay 200 diferentes tribus de indígenas, muchas de ellas están situadas en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso del Sur. En el área trabaja la Inspectoría de Campo Grande, en colaboración con la Iglesia local, con presencia de los indígenas Bororo, Xavantes y, en Mato Grosso del Sur, en colaboración con la Universidad Católica Don Bosco de Brasil (UCDB). El trabajo de los hijos de Don Bosco se coordina con el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) que promueve una pastoral para y con los indígenas privilegiando principalmente la vida, tierra, educación, salud y políticas públicas.

Bergamim, Flaviana, Vera Lina y Milton son jóvenes indígenas que participaron en la Jornada Mundial de la Juventud y en los eventos del Movimiento Juvenil Salesiano celebrado en Niterói. Compartieron su experiencia con el corresponsal de ANS en la JMJ.

Su compromiso con sus comunidades como animadores del MJS se basa en dos actitudes: una es la preocupación de preservar la milenaria cultura amenazada por la invasión de los extranjeros - y para eso están agradecidos con los Salesianos que desde su llegada les ayudan a proteger el derecho a la vida y los valores indígenas - la otra, una gran pasión por Don Bosco. Cada uno de ellos tiene una historia, juntos quieren llevar la riqueza de la JMJ a sus propias comunidades.

Bergamim: es un joven de 22 años de la comunidad indígena de San Marcos, Xavante. Él asiste al primer año en la Facultad de Trabajo Social de la UCDB. Cuando era niño su abuelo lo acompañaba a la misión salesiana, abierta en 1950. Aquí quedó fascinado por los jóvenes salesianos en formación en las actividades de animación del verano: "Para mí la figura de Don Bosco está vinculada a ellos. Lo que dijeron de él, yo lo veía implementado en ellos. Cuando hoy hablamos de Don Bosco pienso en ellos: eran felices. – recuenta Bergamín - Para mí, Don Bosco es una oportunidad, un modelo; como animador trato de hacer como él. Me quedé tan impresionado por lo que hizo que yo quise hacer mis estudios en la universidad Salesiana".

Flaviana, es una joven de 28 años, de la comunidad Sangradouro, etnia Xavante, donde los salesianos han estado presentes desde 1906. Flaviana es una docente en suelos indígenas de la comunidad y ahora está inscrita en el primer semestre de Fisioterapia de la UCDB. Desde pequeña respiraba en casa salesiana el ambiente salesiano: sus padres, de hecho, son los dos ex alumnos y durante la hora de religión sintió hablar de Don Bosco fue natural para ella comprometerse por los otros. "Lo que me sorprende es el sueño de los 9 años que se ha convertido en realidad; es el ir en la cárcel, a encontrarse con los jóvenes, y creía en los jóvenes. Don Bosco enfrentó muchas dificultades para ser reconocido y luchó para tener éxito. Esto me enseña a soñar y me compromete com mi gente". Flaviana es muy activa como animadora y educadora y testimonia el haber escuchó en varias ocasiones la presencia maternal de la Virgen María al lado suyo y en lo que hace: "una madre me dio las gracias por ayudar a su hijo a superar la adicción a las drogas, que es uno de males que afectan a nuestra tribu". A pesar del compromiso de estudiar quiso estar presente en la JMJ, que considera una verdadera experiencia de fe.

Vera Lina, es la más joven, tiene 21 años, es de la comunidad Meruri, Bororo, donde la llegada de los Salesianos data de 1902. Después de terminar la escuela secundaria prefirió detenerse momentáneamente y superar algunas dificultades personales. Aprendió a conocer a Don Bosco siguiendo a su padre mientras que él hacía el catecismo; ella fue bautizada a los 5 años y confirmada a 15. "Don Bosco es único, supo hacer de su vida un don para los jóvenes. También quiero hacer algo por los demás. – relata con emoción Vera Lina preocupada por los problemas de su comunidad - En mi comunidad hay pocos ancianos, muchos jóvenes y niños, y la realidad de la familia se ve amenazada. El grupo juvenil para mí fue una experiencia muy fuerte, me ayudó a crecer. Yo no quería participar en la JMJ, pero mi padre me animó. Ahora estoy feliz por lo que he recibido y quiero regresar a mi comunidad con ideas y energías nuevas".

Milton, de 26 años, pertenece a la Comunidad Meruri, Bororo, y frecuenta el primer semestre de Derecho en la UCDB. En su comunidad el carisma salesiano está muy bien establecido. Es un convencido animador, y ahora que frecuenta el centro universitario, se mantiene comprometido con su comunidad a través de las redes sociales.

"De Don Bosco me gustan dos frases:" María lo ha hecho todo" y "Hasta mi último aliento será por los jóvenes". La primera, porque expresa la importancia de la madre, mi cultura es matriarcal y en la devoción de Don Bosco a la Virgen, encontré esta profunda matriz; y la segunda, porque Don Bosco ha dado todo a los demás. Yo siento que tengo que aprender más, para dar lo que estoy recibiendo. Es importante amar a los jóvenes y llevar todo a los jóvenes".

Publicado el 29/07/2013