(ANS - Turín) – En la Familia Salesiana, como en la Iglesia universal, ha crecido en los últimos años, la contribución de los laicos a la evangelización y la responsabilidad misionera. Un ejemplo de esto viene de la Comunidad la Misión de Don Bosco (CMB), una comunidad fundada y formada por laicos que este año ha contribuido con tres miembros a la 142 º Expedición Misionera.

Partiendo como misionera en el espíritu de Don Bosco irá la voluntaria italiana Renata Covito, destinada a Haití, y Angelo Fidele Ravoaviarinony e Irene Raharimalala, una pareja de jóvenes malgaches, que con Ireneo su hijo de 1 año, desde los primeros días de noviembre trabajarán en Burundi.

Licenciada en Sociología, con varias experiencias en la educación y las necesidades especiales, la Sra. Covito ya ha estado en Angola con el Servicio de Voluntariado Internacional para el Desarrollo (VIS).  Después de haber estado durante 2 años en Brasil ha estado a la búsqueda de su vocación en la vida: "Estoy buscando una condición vocacional laical en el papel y el carisma que la Iglesia identifica en los laicos se, orientada a una vida que combina la oración, individual y comunitaria, con el compromiso con las Iglesias locales. La forma óptima - escribió – sería la que ya existe en algunas de las experiencias, de pequeñas comunidades que están junto al camino pastoral de parroquias o comunidades, según lugares y circunstancias "

Atraída por el mundo juvenil, entró en contacto con el CMB, comenzó a interesarse por la figura del santo de Turín, su espiritualidad y la forma de aplicar el carisma salesiano de la CMB.  Realizado el acto de compromiso que la ha ligado oficialmente a la comunidad y a la Familia Salesiana, de inmediato mostró su total disponibilidad a la misión: "Enviadme  donde creáis que puedo ser útil, voy con vosotros!"

Ángel Ravoaviarinony, en cambio, ha conocido desde pequeño a Don Bosco: se crió en el oratorio de Vohimasina, junto a la misión salesiana de Fianarantsoa, ya en 2000 comenzó a reunirse con los voluntarios de la CMB llegados para apoyar a los Salesianos malgaches de aquella comunidad. Después de entrar en el grupo juvenil de la CMB, viajó a Bologna- donde fue fundada y tiene su sede la comunidad -  ha profundizado en la espiritualidad y la identidad del carisma salesiano y enriquecido sus esfuerzos con y para los jóvenes.

Luego, siempre en el oratorio, conoció a Irene, con quien ha seguido creciendo  en la fe y el amor por los jóvenes. Juntos los dos se han comprometido a continuar el camino formación que les llevará en tres años a consagrar su vida a los jóvenes a través de la CMB. En 2009, después de haber sido misionero en Burundi durante 8 meses, Ángel se casó con Irene.

 A la nueva familia pronto se le pedirá la disponibilidad de partir para la "missio ad gentes", un reto al que los dos no se sustraen. Después del nacimiento del pequeño Ireneo, la posibilidad de partir se concreta: Ángel e Irene irán dos años a Burundi, donde completarán su formación y, probablemente, pronunciarán su Acto de Entrega (pertenencia definitiva) a la CMB.

Publicado el 27/09/2011