(ANS – Turín) – Del compromiso a favor de una persona pueden derivar ventajas para una entera comunidad. Así  le sucedió a William, un muchacho de Tanzania de origen  masai que se ha beneficiado de la ayuda de muchas personas y de la educación de los salesianos en Turín. Y ahora la intención es volver donde están los niños menos favorecidos de su pueblo. 

William tiene muchísimas características típicas de los jóvenes masai, comprendidos los grandes huecos a en las orejas, pero su historia – narra el cotidiano de La Stampa – no es común. En el pasado trabajo en el campo, recorriendo  decenas de kilómetros al día para llevar la carne a los mineros, y después como vendedor de collares artesanales en Zanzibar. Aquí conoció un pareja italiana que se ofreció a pagarle los estudios en la isla. “Acepte de buen agrado, porque siempre he amado la escuela, al punto de no despegarme de los libros”, narra.

Completados estudios de educación media en Zanzibar, en el año 2008 William fue adoptado y llegó a Turín donde inicó sus estudios en el liceo salesiano “Edoardo Agnelli”. Aquí, con el pasar del tiempo se convirtió en alguien muy popular entre los estudiantes: ha narrado cuando se encontró de frente a un león de noche y cuando ha visto matar a machete a los buscadores de oro. Pero según el padre Alberto Zanini, Director de la escuela, es sobre todo su pasión por la escuela la que ha sorprendido y capturado la atención de sus compañeros.

Actualmente William hace el tercer año del liceo y es el Presidente de la República de los estudiantes, una simulación de la estructura estatal dentro del Instituto. Quiere ir a la universidad y formarse posteriormente, pero su sueño es volver a Elerai, su pueblo de origen en Tanzania, y fundar una escuela.  “Deseo que los niños de mi pueblo puedan ir a escuela como lo he hecho yo”.

El verano pasado William afrontó el primer viaje de retorno a casa. En su aldea enseño a treinta niños diversas materias, como lo swahili, la lengua masai y la matemática. Además, elaboró una pizarra y las bancas para la clase, organizadas a las sombras de los árboles.

Antes que William alcance a realizar su objetivo deberá afrontar numerosos desafíos; pero mientras tanto su entusiasmo se difunde y anima a otras personas: el consejo del Instituto Agnelli está organizando un proyecto como ayuda, mientras algunos jóvenes del programa misionero de los salesianos piensan acompañarlo en Elerai en el próximo viaje. 

Publicado el 29/03/2012